martes, 6 de septiembre de 2011

Es un paraje peculiar, propio de una película, ¿género? no estoy segura.
Una casa baja en el campo en este nada rodeada de nadie, en el porche se puede observar una pequeña familia con niñas que celebran un cumpleaños.
Estoy dentro de mi coche, lista para salir y averiguar que me depara este lugar, sin embargo, soy incapaz, mi mente entra en trance machacado por una quemazón que arde en mi pecho, siento vacío, angustia, desesperación, un dolor que no se agota.
Creo volver al coche y noto un repiqueteo en la ventana que, al despertar, resulta ser un hombre golpeando brutalmente la luna delantera.
Me aventuro a salir y caminar dando tumbos hasta el porche, aún mareada por mi estado físico y mental.
Estás allí, de pie, mirándome, sonriéndome, no me había percatado pero eres tú quien celebra ese, ¿cumpleaños?. La casa es tuya y me estás esperando, me apresuro a alcanzarte. Te giras para observar a tus invitados y yo me desplomo bruscamente perdiendo el conocimiento. Vienes corriendo y con cara de preocupación me tomas entre tus brazos.
- María, cariño, nunca te había visto tan mal. Quizá deberías acostarte.
- ¡NO! ¡No me dejes! ¡No me dejes sola!


Te abrazo. Me abrazas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario