lunes, 20 de junio de 2011

III

Una lágrima recorre sutilmente su mejilla, pero nunca vienen solas… En cuestión de segundos es invadida por cientos de lágrimas que no saben dónde ir…

La situación no mejoró tras observar que el muro que le rodeaba le volvía invisible; Nada lloraba, nada sentía, nada sufría. Nada, solo era una pequeña parte de aquella nada, insignificante…

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